
El escándalo de corrupción conocido como “Caso Koldo”, que involucra a altos exfuncionarios del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ha tomado una dimensión internacional tras revelarse que parte de la red de sobornos operó para asegurar contratos en el Tren Maya, uno de los megaproyectos emblemáticos del gobierno mexicano.
El caso tiene como eje a Koldo García Izaguirre, exasesor del exministro de Transportes José Luis Ábalos, quien junto con el empresario Víctor de Aldama y el entonces secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, presuntamente gestionó comisiones ilegales a cambio de contratos públicos en España y México. Cerdán fue encarcelado de manera provisional el pasado 30 de junio por orden judicial, bajo acusaciones de formar parte de una organización criminal y por riesgo de destrucción de pruebas.
La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil rastreó una serie de movimientos irregulares durante más de una década, incluyendo un viaje clave en febrero de 2019 a México, en el que Koldo, Ábalos y Aldama sostuvieron reuniones con funcionarios de la administración de Andrés Manuel López Obrador. La comitiva española buscaba colocar a empresas como AZVI, ACCIONA y la pública INECO en las licitaciones del Tren Maya.
Durante su declaración judicial, Aldama confesó haber recibido pagos de la constructora AZVI para facilitar adjudicaciones, y aseguró que ACCIONA entregó sobornos a funcionarios españoles antes de obtener el contrato del Tramo 5 del Tren Maya, contrato que más tarde sería revocado por el gobierno mexicano. Por su parte, INECO recibió un contrato por 13.2 millones de euros para trabajos de ingeniería y supervisión en el proyecto.
En México, la revelación ha encendido las alertas. La Secretaría de la Función Pública anunció que investigará todos los contratos del Tren Maya vinculados a empresas españolas implicadas en la trama de corrupción. La actual presidenta, Claudia Sheinbaum, prometió total transparencia, aunque hasta ahora no se ha revelado si funcionarios mexicanos participaron o tuvieron conocimiento de los sobornos.
Mientras tanto, Pedro Sánchez enfrenta una creciente presión en España. Aunque no ha sido señalado directamente, la implicación de su círculo cercano ha llevado a la oposición a exigir su dimisión. La vicepresidenta Yolanda Díaz calificó la detención de Cerdán como una “vergüenza” y pidió a Sánchez que actúe con firmeza.
El presidente español ofreció disculpas públicas por haber confiado en Cerdán, anunció su expulsión del partido y ordenó una auditoría externa en el PSOE. Sin embargo, las críticas arrecian, sobre todo por la posible exportación de las prácticas corruptas del llamado “sanchismo” a proyectos internacionales con fondos públicos en América Latina.
El “Caso Koldo” continúa abierto en la Audiencia Nacional, con más comparecencias previstas en el Tribunal Supremo. En paralelo, el escándalo pone en entredicho los procesos de adjudicación de obra pública transnacional, y deja al Tren Maya, una obra estratégica para México, bajo la sombra de una red de corrupción que ya trasciende fronteras.