Sheinbaum envía a Trump 26 reos ligados al CJNG y Cártel de Sinaloa; más que cooperación mensaje político

Es un espaldarazo de EEUU al gobierno de México que podría alejar las presiones de intervención. Golpe a los cárteles que consolida la imagen de un frente bilateral.

La entrega a Estados Unidos de 26 reos mexicanos —entre ellos operadores de alto nivel del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y del Cártel de Sinaloa— no sólo es un golpe contra dos de las organizaciones criminales más poderosas de América, sino también un movimiento político de alto valor simbólico para la relación entre Washington y Ciudad de México.

Ambas organizaciones fueron declaradas por el Departamento de Estado como grupos terroristas, una etiqueta que Donald Trump ha utilizado para justificar una política más agresiva contra los cárteles mexicanos. La operación conjunta, coordinada entre la DEA, el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Nacional y el Servicio de Alguaciles, refuerza el mensaje de que la Casa Blanca y Palacio Nacional están dispuestos a actuar de manera conjunta contra estas estructuras.

El embajador estadounidense, Ronald Johnson, no escatimó elogios para la presidenta Claudia Sheinbaum:

“Estamos profundamente agradecidos con la Presidenta Sheinbaum y su administración por demostrar determinación frente al crimen organizado”, afirmó, destacando que la acción refleja prioridades de seguridad compartidas.

Más allá de la retórica, el gesto tiene varias lecturas:

  1. Un espaldarazo de Trump a Sheinbaum. En plena etapa de ajustes en la relación bilateral tras el regreso de Trump a la presidencia, la cooperación en seguridad es uno de los pocos terrenos donde ambos gobiernos pueden presumir resultados inmediatos.
  2. Blindaje ante presiones de intervención. Trump ha amenazado con operaciones militares contra los cárteles si México no actúa. Este tipo de traslados es una forma de desactivar parcialmente esa narrativa, mostrando disposición para actuar.
  3. Impacto interno en México. Sheinbaum proyecta una imagen de firmeza en seguridad sin recurrir a discursos militaristas, pero con hechos que, al menos de cara a Washington, la colocan como socia confiable.
  4. Golpe de imagen a los cárteles. Más allá del efecto real en sus operaciones, la deportación de líderes o miembros clave debilita su aura de intocables y envía un mensaje interno a las filas criminales.
  5. Consolidación de un frente legal binacional. Al ser juzgados en cortes estadounidenses, los acusados enfrentan sistemas judiciales con mayores tasas de condena y menores posibilidades de corrupción o fuga.

Este es el segundo operativo de alto impacto de este tipo en lo que va del año, y para Trump es la prueba de que su presión sobre México produce resultados tangibles. Para Sheinbaum, representa una oportunidad de fortalecer su legitimidad internacional y ganar margen político frente a un socio históricamente demandante.

En un escenario donde la designación de los cárteles como terroristas podría abrir la puerta a medidas unilaterales de Estados Unidos, cada gesto de cooperación como este es tanto un blindaje como un recordatorio de que la diplomacia de seguridad es, hoy, inseparable de la política interna

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