Narcoestado; obispos de Guerrero obligados a pactar con el crimen ante inacción de la 4T

Los obispos José de Jesús González y Salvador Rangel aseguran que las bandas criminales tienen bajo control todo el territorio y solamente una tregua acordada ha logrado cierta tranquilidad.

Ante la persistente falta de acción por parte del Gobierno para contener la creciente violencia, un grupo de obispos y sacerdotes destacados en Guerrero ha tomado la iniciativa de entablar negociaciones con líderes del narcotráfico.

La intención es buscar acuerdos que mitiguen la violencia en la región. Aunque se logró un entendimiento para cesar los ataques en Chilpancingo y respetar el control de ciertas rutas de transporte público, no se alcanzó una tregua general para todo el estado, publicó Jesús Guerrero en Reforma.

Obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel

Cinco obispos, entre ellos uno emérito, junto con otros sacerdotes, iniciaron las conversaciones hace varias semanas con el objetivo de pacificar la situación en Guerrero, el estado gobernado por la morenista Evelyn Salgado Pineda, hija de Félix Salgado Macedonio, donde las autoridades han enfrentado dificultades para frenar las acciones criminales.

Aunque se alcanzó un acuerdo en Chilpancingo -alcaldía gobernada por Norma Otilia Hernández, también de Morena, quien fuera videograbada pactando con uno de los capos del Cártel “Los Ardillos” en un restaurante- para el resto del estado no se logró consenso, aunque se dejó abierta la posibilidad de futuras negociaciones. El prelado José de Jesús González expresó la resistencia de ciertas organizaciones a ceder territorios que consideran propios, incluso a pesar de las vidas y esfuerzos que les ha costado mantenerlos.

El obispo emérito Salvador Rangel afirmó su compromiso continuo con las negociaciones con criminales para lograr una tregua general y la tan anhelada paz en Guerrero. En este contexto, se cuestiona la falta de iniciativa del Gobierno estatal para abordar el problema, planteándose la posibilidad de complicidades con organizaciones criminales.

La violencia desatada en Chilpancingo ha dejado un saldo preocupante, con cinco choferes asesinados y unidades incendiadas. El transporte público se vio gravemente afectado, con una paralización de 10 días que impactó en la educación al cerrarse las escuelas.

A pesar de los desafíos, algunos sacerdotes lograron acuerdos locales, como el caso del sacerdote Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello, quien informó sobre un acuerdo entre dos grupos criminales en Chilpancingo para restablecer el transporte público.

Además de estos encuentros, los obispos de distintas diócesis dialogaron individualmente con líderes de diversas organizaciones criminales presentes en Guerrero, buscando propuestas para la paz en el estado. El obispo José de Jesús González cuestionó la negativa del Gobierno a dialogar con estos grupos, señalando que poseen los recursos y medios para buscar una tregua que traiga la ansiada paz a la región.

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