En un movimiento que podría redefinir las dinámicas del conflicto en Europa del Este, Ucrania ha lanzado un ataque masivo utilizando misiles tácticos de largo alcance ATACMS (Army Tactical Missile System) contra infraestructuras militares rusas en el este del país. Según reportes preliminares, el ataque se dirigió principalmente contra depósitos de municiones, sistemas de defensa aérea y puntos de concentración de tropas rusas en las regiones ocupadas de Donetsk y Lugansk.
El gobierno ucraniano ha confirmado la operación como parte de su estrategia para debilitar la capacidad ofensiva rusa. “Este ataque demuestra nuestra determinación de recuperar cada centímetro de nuestro territorio”, declaró el ministro de Defensa ucraniano en una conferencia de prensa esta mañana. Fuentes oficiales señalaron que los misiles fueron suministrados recientemente por Estados Unidos, tras meses de solicitudes por parte de Kiev.
Por su parte, el Kremlin calificó el ataque como una “provocación grave” y advirtió que habrá represalias “contundentes y proporcionales”. Medios estatales rusos informaron sobre múltiples explosiones en áreas controladas por sus fuerzas, aunque minimizaron el impacto al señalar que los daños han sido “limitados”.
Los ATACMS, conocidos por su precisión y alcance de hasta 300 kilómetros, permiten a Ucrania atacar objetivos estratégicos profundos detrás de las líneas enemigas. Expertos militares destacan que esta acción podría alterar el equilibrio del conflicto, dificultando las operaciones logísticas rusas.
El uso de estos misiles plantea nuevas preguntas sobre la escalada del conflicto y la implicación de las potencias occidentales. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue observando con atención, entre llamados a la desescalada y temores de un posible aumento de las tensiones globales.
Las próximas horas serán cruciales para evaluar la magnitud de las consecuencias de esta operación y la respuesta de Rusia, en un conflicto que ya ha dejado profundas cicatrices en la región.