China ha anunciado una contundente respuesta a las recientes medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos, elevando del 34% al 84% los aranceles sobre una amplia gama de productos estadounidenses. La medida entrará en vigor este jueves 10 de abril, marcando un nuevo pico en las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo.

El Ministerio de Finanzas chino justificó la decisión como una reacción necesaria al incremento adicional del 50% que el Gobierno de Donald Trump impuso recientemente a las importaciones chinas. Con esta acción, el total de gravámenes estadounidenses sobre productos del gigante asiático se sitúa en un 104%, una cifra sin precedentes desde el inicio de la guerra comercial en 2018.

Además del aumento arancelario, Pekín ha añadido 12 empresas estadounidenses a su lista de control de exportaciones y ha incluido a otras seis en su registro de “entidades no fiables”, endureciendo aún más su postura frente a Washington.

“Instamos a Estados Unidos a corregir sus errores y resolver nuestras diferencias a través de un diálogo basado en el respeto mutuo y la igualdad”, señaló un portavoz del Ministerio en una rueda de prensa esta mañana.

Las repercusiones de este nuevo capítulo del conflicto no se hicieron esperar. Los mercados financieros reaccionaron con fuertes caídas en las principales bolsas del mundo, mientras que el precio del petróleo registró una baja significativa ante los temores de una desaceleración económica global.

Hasta el momento, no se han reportado contactos diplomáticos de alto nivel entre ambas partes que indiquen una posible resolución del conflicto a corto plazo. Analistas advierten que, si no se alcanza un acuerdo pronto, las consecuencias podrían extenderse más allá de lo económico, afectando la estabilidad geopolítica mundial.