Negocio entre cuates 4T; nos costará $36 mil millones apaciguar a la CNTE

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es un músculo radical de la izquierda obradorista, su alianza fue evidente durante las campañas presidenciales de 2012 y 2018, ahora todos tenemos que pagar las factura$$$

Por años, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha fungido como el músculo radical de la izquierda mexicana. Su alianza con el lopezobradorismo no sólo fue evidente durante las campañas presidenciales de 2012 y 2018, sino también a lo largo del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, donde pasó de ocupar plazas y boicotear reformas educativas, a tener línea directa con Palacio Nacional. Sin embargo, el idilio no era gratuito: tarde o temprano habría que pagar la factura.

Esa factura llegó ahora bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum, en forma de un decreto presidencial que reducirá la edad de jubilación para los maestros que cotizaban antes de 2008. Una medida que tendrá un costo estimado de 36 mil millones de pesos solo durante este sexenio. Un premio político —no técnico— disfrazado de justicia laboral.

¿Justicia? No necesariamente. Mientras millones de trabajadores cotizantes en Afore enfrentan la perspectiva de una vejez sin pensión digna, el gobierno accede a una exigencia de corte clientelar y electoral. Porque lo que hizo Sheinbaum no fue un acto de visión de Estado, sino un intento por evitar que la CNTE se le convirtiera en oposición desde el primer día de gobierno.

La Coordinadora lo sabe. Y por eso no se detiene. El decreto no fue suficiente: ya advirtieron que no dejarán de movilizarse hasta que se elimine por completo el sistema de Afores y se reinstaure el régimen solidario. Es decir, una presión permanente, institucionalizada, con costo creciente para las finanzas públicas, todo bajo la amenaza de cerrar carreteras, aeropuertos o boicotear el inicio del ciclo escolar.

La CNTE ha sido históricamente refractaria a la rendición de cuentas. Ha chantajeado gobiernos de todos los colores, pero con la 4T encontró terreno fértil: un movimiento político dispuesto a ceder recursos, plazas y privilegios a cambio de estabilidad en las calles. No sorprende que el SNTE —el sindicato institucional— haya celebrado discretamente la medida, mientras la CNTE insiste en que es “un parche”.

Es cierto: el sistema de pensiones en México es profundamente injusto. Pero la solución no puede venir del chantaje ni de privilegios segmentados. Mucho menos cuando esos “avances sociales” benefician a un grupo con historial de abusos, comisiones vitalicias y estructuras sindicales opacas.

La izquierda que decía combatir al viejo régimen ha reproducido su peor legado: los pactos corporativos y clientelares. Ahora, la CNTE no es un aliado incómodo. Es un socio que sabe que tiene las riendas del chantaje en la mano.

Y si este es el preludio del sexenio de Sheinbaum, el mensaje es claro: el precio de la gobernabilidad ya se está cobrando, y lo estamos pagando todos.

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