
Cancún, Q. Roo. — La violencia alcanzó este lunes a una de las figuras más representativas del sindicalismo en Quintana Roo. Mario Machuca Sánchez, histórico líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en Cancún, fue ejecutado la tarde del 4 de agosto en una concurrida zona del municipio.
El crimen ocurrió alrededor de las 14:00 horas en el cruce de las avenidas Kabah y Chichén Itzá, en la Supermanzana 59, cuando Machuca se encontraba a bordo de su camioneta SUV negra. Según testigos, los atacantes llegaron en una motocicleta y vestían como repartidores, uno de ellos portando una mochila con el logotipo de Uber Eats. Sin mediar palabra, abrieron fuego a quemarropa y huyeron de inmediato.
El dirigente sindical recibió múltiples impactos de bala y, aunque los cuerpos de emergencia acudieron al sitio, ya no presentaba signos vitales. Elementos de la policía municipal y de la Guardia Nacional acordonaron la zona, mientras peritos de la Fiscalía General del Estado iniciaron los trabajos forenses.
La ejecución de Machuca provocó una fuerte reacción en los sectores político y gremial. Durante décadas, el líder fue una figura influyente en el sindicalismo hotelero y de la construcción, así como en la política local. Se desempeñó como diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y como regidor del Ayuntamiento de Benito Juárez.
La Fiscalía abrió una carpeta de investigación por homicidio calificado y revisa grabaciones de cámaras de seguridad en los alrededores, aunque hasta el momento no se reportan detenciones. El móvil del crimen aún no ha sido determinado, pero fuentes extraoficiales no descartan que esté relacionado con pugnas internas en el sector sindical o con conflictos de interés en la administración de contratos laborales en la zona turística.
El atentado ocurre en un contexto de creciente violencia en Cancún, donde las ejecuciones vinculadas al crimen organizado han aumentado, incluso en áreas céntricas. La sofisticación del ataque —con uso de disfraces y ejecución rápida— ha generado preocupación entre empresarios y ciudadanos.
Mario Machuca tenía más de tres décadas de actividad gremial y recientemente había retomado un papel más visible dentro de la CROC en el estado. Su asesinato deja un vacío en el sindicalismo de Quintana Roo y un mensaje inquietante sobre el nivel de impunidad en la entidad