Ni para el seguro de siniestros saca el Tren Maya

En 2024 registró ingresos por apenas 276 millones de pesos, mientras que el costo de su seguro anual ascendió a 922.9 millones, es decir, más del 234 % de lo recaudado en todo el año.

El Tren Maya enfrenta un nuevo cuestionamiento sobre su sostenibilidad financiera: en 2024 registró ingresos por apenas 276 millones de pesos, mientras que el costo de su seguro anual ascendió a 922.9 millones, es decir, más del 234 % de lo recaudado en todo el año. La póliza cubre accidentes, sabotajes, terrorismo y siniestros como descarrilamientos.

De acuerdo con los reportes oficiales, los gastos de operación del tren en 2024 superaron los 2 837 millones de pesos, lo que dejó pérdidas por 2 561 millones. Para mantenerlo en funcionamiento, el Gobierno federal transfirió 29 912 millones de pesos, con lo que el Tren Maya operó con un subsidio del 10 700 %: por cada peso de ingreso propio recibió 108 de recursos públicos.

En el primer trimestre de 2025, la tendencia no cambió: el proyecto obtuvo ingresos por 119.9 millones de pesos, pero sus gastos sumaron 1 484 millones, además de subsidios adicionales por 186.9 millones. Las pérdidas acumuladas en solo tres meses fueron de 1 185 millones de pesos.

El Gobierno sostiene que el Tren Maya será rentable una vez que inicie formalmente el servicio de carga, previsto para julio de 2026. Sin embargo, el balance de su primer año completo muestra que la obra insignia del sureste mexicano ha operado en números rojos durante 11 de sus primeros 12 meses.

Analistas advierten que, aun con beneficios sociales o de conectividad regional, la disparidad entre ingresos, gastos y subsidios plantea serias dudas sobre la viabilidad económica del proyecto en el corto y mediano plazo.

El contraste entre los bajos ingresos y el millonario costo de su seguro es un reflejo de los retos financieros del Tren Maya. Mientras las autoridades aseguran que la rentabilidad llegará con el transporte de carga, la realidad actual muestra que el tren funciona como un proyecto altamente subsidiado y con pérdidas constantes, lo que mantiene viva la polémica sobre su verdadero futuro económico.

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