Santa Clara, California.– La Secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, confirmó que agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) estarán desplegados en el Super Bowl del próximo 8 de febrero de 2026, en Santa Clara, California, lo que anticipa un operativo migratorio sin precedentes en el evento deportivo más visto del país.
En una entrevista concedida al podcaster conservador Benny Johnson, Noem aseguró que “habrá presencia de ICE” durante el partido y que los agentes estarán “por todas partes”. Añadió que su deber es garantizar que “todos puedan asistir, disfrutar y salir del evento con seguridad”, pero advirtió que “nadie debería ir al Super Bowl a menos que sea un estadounidense respetuoso de la ley que ame este país”.
La declaración ocurre en medio de una nueva ola de redadas migratorias impulsadas por la Administración Trump en ciudades con alta población latina, donde incluso ciudadanos estadounidenses han sido detenidos por error.
El anuncio de Noem desató preocupación entre organizaciones civiles y líderes comunitarios, que advierten que la presencia masiva de ICE podría intimidar a las familias migrantes y derivar en perfiles raciales o detenciones arbitrarias.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) respaldó los dichos de la funcionaria:
“No existe refugio seguro para inmigrantes ilegales violentos y criminales en Estados Unidos”.
El Super Bowl LVIII, que se celebrará en el Levi’s Stadium de Santa Clara, contará con un espectáculo de medio tiempo encabezado por el artista Bad Bunny, superestrella latina que ha sido crítico de las políticas antiinmigrantes del gobierno republicano.
Bad Bunny, símbolo latino en el centro del debate
El músico puertorriqueño, ganador del Grammy, es el primer artista que ofrecerá un show de medio tiempo cantado completamente en español. Su elección por parte de la NFL y la productora Roc Nation fue recibida con entusiasmo por millones de fans, pero también provocó reacciones negativas de sectores de la derecha estadounidense, que lo acusan de ser “antiamericano” por sus posturas políticas.
Durante una reciente aparición en el programa “Saturday Night Live”, Bad Bunny ironizó sobre las críticas:
“Estoy muy contento, y creo que todos lo están… incluso Fox News”, bromeó el artista, antes de rematar en español:
“Si no entendieron lo que acabo de decir, tienen cuatro meses para aprender”.
El cantante había declarado previamente que evitó realizar conciertos en territorio continental por temor a que sus seguidores fueran blanco de redadas migratorias.
Operativo político
Analistas y observadores señalan que la estrategia de Noem busca reforzar la imagen de mano dura del gobierno federal ante el electorado conservador, utilizando un evento masivo para enviar un mensaje político:
“Estados Unidos no será un refugio para migrantes indocumentados”.
El anuncio también coincide con los dichos de Corey Lewandowski, asesor cercano de Noem, quien advirtió que “no hay ningún lugar donde se pueda brindar refugio a quienes se encuentran en este país sin documentos. Ni el Super Bowl ni ningún otro lugar”.
Para organizaciones proinmigrantes, las declaraciones representan una amenaza directa a los derechos civiles y un intento de criminalizar la presencia latina en espacios públicos.
NFL y Roc Nation guardan silencio
Hasta el cierre de esta edición, representantes de Bad Bunny, de la NFL y de Roc Nation no respondieron a solicitudes de comentarios sobre el posible operativo migratorio durante el evento.
El Super Bowl atrae cada año a más de 70 mil asistentes presenciales y a más de 100 millones de espectadores en televisión y plataformas digitales. Su espectáculo de medio tiempo es considerado uno de los escenarios culturales más influyentes del mundo.
Un escenario tenso
La eventual presencia de ICE en el Super Bowl podría transformar el evento en un campo de batalla cultural entre la narrativa nacionalista del gobierno y la diversidad que representa la música latina.
Para muchos, la actuación de Bad Bunny será más que un show: una declaración de identidad y resistencia en un país donde la política migratoria se ha convertido en uno de los temas más divisivos del nuevo mandato presidencial.