
Durante su participación en las negociaciones para un alto al fuego entre Israel y Gaza, Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, se consolidó como la única mujer jefa de gobierno con participación directa en el proceso, respaldado por Estados Unidos, Egipto y Qatar.
Su presencia en la cumbre de Sharm el-Sheikh, celebrada en septiembre de 2025, fue determinante. Meloni fue una de las primeras líderes europeas en reconocer públicamente los avances del llamado Plan de Paz de Trump, calificando la liberación de rehenes y el alto al fuego parcial como “un logro extraordinario de la diplomacia internacional”.
“Los rehenes han sido liberados —un logro extraordinario, resultado de la determinación de la diplomacia internacional y de la implementación de la primera fase del Plan de Paz del presidente Trump.”
En esa misma línea, la mandataria subrayó el compromiso de Italia con la reconstrucción de Gaza y la estabilidad regional.
“Italia seguirá apoyando firmemente este proceso, con la conciencia de que la paz se construye con acciones, no con palabras.”
Una diplomacia pragmática y con sello femenino
Lejos del estilo tecnocrático de Bruselas, Meloni ha apostado por una diplomacia pragmática, moralista y simbólica. Bajo su gobierno, Italia ofreció asistencia médica a niños palestinos heridos y financiamiento a misiones humanitarias supervisadas por el Patriarcado Latino de Jerusalén.
Aunque su papel no fue el de mediadora central, su participación otorgó legitimidad europea a un proceso dominado por Estados Unidos y los países árabes, consolidándola como la única mujer mandataria nacional activa en un escenario históricamente reservado a líderes masculinos.
Desde Roma, Meloni ha insistido en que el acuerdo no debe ser solo un pacto militar, sino un compromiso civilizatorio que reafirme los valores que, en su visión, construyeron el mundo occidental.
“Creo en Occidente…”
Esa visión quedó plasmada en febrero de 2025 durante su discurso en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Washington, donde pronunció una frase que se volvió eje de su ideología:
“Sigo creyendo en Occidente no solo como un espacio geográfico, sino como una civilización. Una civilización nacida de la fusión de la filosofía griega, el derecho romano y los valores cristianos. Una civilización construida y defendida a lo largo de los siglos contra quienes quieren borrar nuestra identidad.”
El mensaje resume la esencia del pensamiento de Meloni: una defensa cultural de Europa frente al relativismo global y la crisis moral de las democracias contemporáneas. Para ella, la paz no es solo un acuerdo político, sino una reconstrucción moral del orden occidental.
“La libertad sin raíces se convierte en nihilismo. Y una Europa que olvida sus orígenes se convierte en un continente sin alma.”
Entre Washington, Roma y Jerusalén
Fuentes diplomáticas reconocen que la premier italiana ha jugado un papel constante en las negociaciones, en coordinación con el secretario de Estado norteamericano y con Egipto, país anfitrión del proceso. Meloni agradeció públicamente al presidente Donald Trump “por buscar incansablemente el fin del conflicto en Gaza y a los mediadores —Egipto, Qatar y Turquía— por su compromiso con la estabilidad regional.”
Su gobierno también sugirió que, si el plan se implementa exitosamente, Italia podría acercarse al reconocimiento formal del Estado de Palestina.
“Claramente, si el plan se implementa, el reconocimiento de Palestina por parte de Italia estará más cerca.”
Críticas y controversias
En Europa, sectores progresistas y ONG humanitarias han criticado la postura de Meloni por considerarla demasiado alineada con Israel, e incluso algunos activistas la acusaron ante la Corte Penal Internacional de “complicidad por omisión” en la crisis humanitaria de Gaza.
Meloni ha respondido que su posición busca equilibrar la defensa del derecho de Israel a existir con el reconocimiento de la tragedia palestina, subrayando que “los ataques que exceden la proporcionalidad violan el derecho internacional humanitario.”
La construcción de un liderazgo
Giorgia Meloni ha hecho de su identidad —“Soy mujer, soy madre, soy italiana, soy cristiana”— un emblema político y personal. En apenas tres años de gobierno, se ha convertido en una voz femenina influyente en la geopolítica mundial, combinando pragmatismo diplomático con retórica cultural.
En el tablero de Oriente Medio, su papel en el proceso de paz entre Israel y Gaza la proyecta como una figura capaz de articular la visión europea de la civilización occidental con la necesidad práctica de estabilidad.
Su desafío ahora es mantener ese equilibrio: defender la identidad sin caer en la exclusión, y promover la paz sin renunciar a sus convicciones.